Madrid ha cuadruplicado su superficie en los últimos 50 años. A pesar de su tamaño, los lugares principales de interés se concentran en una zona que se puede recorrer paseando.
Obviamente, en un sólo día es imposible hacerse una idea de la gran riqueza cultural, artística, gastronómica… que atesora Madrid. Tan solo en 500 metros se encuentran tres de los principales museos: el museo del Prado, el museo Reina Sofía y el Thyssen-Bornemisza.
Pasear por Madrid permite comprobar por qué se la llama la ciudad de las mil caras. En las fachadas de sus edificios se pueden admirar prácticamente todos los estilos arquitectónicos, desde los edificios ricos y ostentosos del siglo XVI del Madrid antiguo hasta los rascacielos modernos que se encuentran a lo largo del Paseo de la Castellana.
Los bares de Madrid constituyen por sí solos un capítulo aparte. Y dentro de él, las tabernas famosas y clásicas que aparecieron en la primera mitad del siglo XIX, de las que solo siguen abiertas unas 100. Aunque cada una es singular, comparten características similares, como el gran reloj que preside la barra de madera tallada y de zinc, y los vasos colocados sobre un filtro por el que corre continuamente el agua. Las mesas son de mármol y la fachada o las paredes del interior suelen estar revestidas de azulejos.
